lunes, 12 de agosto de 2013

Para que no se me olvide, dos gotas de lluvias que cayeron en Lisboa

 Dos gotas de lluvia se cayeron en Lisboa, dos gotas de lluvia de indignación y de rabia, al ver la injusticia que sufría su pueblo, al ver como apretaban a su gente. Las  personas como tú  son las que me hacen seguir creyendo en la humanidad, en tener ilusión por nuestra raza, porque tener gente a tu lado que ves que realmente se cree lo que te dice y ver que se indigna realmente por las cosas y no solo de palabrería como hace mucha gente por desgracia, me hace creer.

Pero estoy seguro que esas dos gotas de lluvia amigo se transformaran algún día, de  indignación y tristeza por ver como aprietan tú tierra, en alegría y orgullo, porque sois luchadores natos, porque sois revolucionarios ante las injusticias, ya lo demostrasteis en la revolución de los claveles y lo volveréis a demostrar.

Esas dos gotas de lluvia me entristeció verlas caer al suelo, esas dos gotas de lluvia, me cabreo ver como se derramaban y sobre todo verlas porque caían al suelo, y esas dos gotas de lluvia cayeron por un pensamiento, por una idea y por unos principios, unos principios tan sencillos como creer que las cosas si se quisieran hacer bien serian fáciles, porque como hablamos, es tan fácil como casa y comida….

Dos gotas de lluvia que rebotaron contra el suelos como si fueran dos losas en mis pensamientos, porque cuando las dos gotas de lluvia proceden de las nubes de un amigo, esas dos gotas de lluvia las sientes como si fueran tuyas, como si fueran de tus propias nubes, porque son dos gotas de lluvia de un amigo por su pueblo, las de un amigo por ver a su gente como la exprimen, las de un amigo por unos sentimientos de indignación e impotencia por su pueblo.

Dos gotas de lluvia que al final se convertirán en mares de revolución,  ya lo veras amigo, seguro que al final esas dos gotas de lluvia se convierten en dos gotas de alegría.


Para que no se me olvide, dos gotas de lluvia que cayeron en Lisboa.