Ahora que estamos en periodo de vacaciones, recuerdo lo nervioso
que nos poníamos cuando llegaba el mes de Agosto y nos íbamos al pueblo, que
maravillosos recuerdos. Todo empezaba igual, que supongo que en todas las
familias, el padre cargando el coche y diciendo, aunque "tuviera un
trailer seguro que lo llenabas" le decía a mi madre, después nos metíamos
todos en el coche, es decir, todas las maletas, todos los trastos que teníamos
que llevar al pueblo y nosotros 5, en ese SEAT ronda y a altas horas de la madrugada,
porque te quedaba por delante un viaje de 7 u 8 horas, y si te pillaba la
calor, eso era horrible, porque ahora se va muy bien con el aire acondicionado
pero cuando yo era niño no teníamos eso, era el aire a condición, si, a
condición de que subieras o bajaras las ventanillas. Vaya caravanas pillábamos
en la carretera de Badajoz, siempre recordare el interminable paso por Talavera
de la Reina y después teníamos 2 paradas obligadas, el cafetito en Puerto Rey y
luego algo de comer en el Pantano, porque ahora solo se tarda 3:30 o 4 horas
pero en aquella época te entraban ganas de hacer todo.
Bueno todavía no os he contado mi destino, Cabeza del Buey, un
pequeño pueblo de Badajoz, de unos 5000 o 6000 habitantes, en la Serena, que
hace un calor en esa época tremendo, nosotros lo denominamos el Sahara de
España, lo que tienes que cambiar los leones por la ovejas, pero es maravilloso
porque es mi pueblo, aunque yo soy Parleño y con mucho orgullo, siempre diré
aunque se que esta mal dicho que es mi pueblo. Después de pasar 7 horas en el
coche, con sus respectivos mareos, vomitonas y música que mejor no describirla,
bueno si, que son bonitos recuerdos y esto es para que no se olvide, ecos del
roció y todo ese tipo de música que le gustaba a nuestros padres en aquella
época. Llegábamos a Cabeza allí nos esperaba mi abuela, y empezábamos a llegar
toda la familia, que no es poca, en aquella casa nos hemos llegado a juntar 15
personas, imaginaros que podían hacer allí 7 niños y los que nos esperaban el pueblo,
pues "asalbajarse", hacerse costra sobre costra en las rodillas y no
para de divertirse.
En Cabeza he vivido momentos maravillosos, conocido a muy buenos
amigos y realizar muchas historias, que os iré contando para que no se me
olvide...
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